Sergio Alberto Cortes Ronquillo

El libro que lo tiene todo

A través del tiempo, uno que goza de la literatura, se encuentra con libros que dejan una huella particularmente marcada ya sea por una u otra razón. Recuerdo cuando leí “Cien años de soledad”, al final, justo cuando acabé, no sabía si reír o llorar o gritar o berrear. Fue ese el descubrimiento de la literatura para mí, incluso sin haberlo querido leer al inicio pues me parecía aburrido; no pude dejarlo de lado hasta acabarlo. Fue la misma experiencia con “Pedro Páramo” del gran Rulfo.... Seguir Leyendo...

En defensa de quien no lo necesita: José Saramago

Está muy bien que exista la libertad de expresión y que cualquiera pueda decir su opinión respecto al tema que más se le dé la regalada gana, pero incluso al expresarnos debemos cuidar nuestras formas, modos y palabras. Umberto Eco había dicho una vez que el internet daba voz a legiones de idiotas, y eso fue lo que vi ante una crítica demoledora a uno de los más grandes literatos de la actualidad: José Saramago. ... Seguir Leyendo...

Sergio Alberto Cortes Ronquillo

Sergio Alberto Cortés Ronquillo (México, D.F., 8 de septiembre de 1992) estudió la licenciatura en Comunicación y Periodismo en la Universidad Autónoma de Querétaro. Actualmente es maestro certificado de inglés, comenzó dando clases particulares a niños de primaria, pero luego dio el salto a secundaria y desde entonces encontró su vocación. Se comenzó a interesar por la literatura a la edad de nueve años, principalmente con novelas de ficción. Conforme creció se metió en la filosofía, y cree que la poesía está algo más arriba de su nivel. Comenzó a escribir novelas a los doce años y desde entonces no se ha detenido. Ha publicado una novela hasta el momento, La Casa, un escrito corto de género de terror dirigida a un público juvenil. Entre sus escritos hay algo en común: la ficción. Cree que es aburrido contar cosas que le pueden pasar a uno mismo, por lo que rehacer la realidad le da ese toque atractivo que él busca. No quiere sacar al lector de su realidad, sino enriquecerla para hacerla aún más interesante.