No dejes escapar a  ese niño que aún vive
que un sinfín de colores iluminen tu cielo
que los dulces empalaguen tu caminar diario
que el carrusel de la vida te sorprenda siempre.

Ata con fuerza el barrilete de los recuerdos
y vuela muy alto sin soltar tus sueños
súbete a una hamaca de sonrisas
y no dejes que el hastío sea tu compañero.

No dejes que ese niño se vaya
amárralo como a un bote esperando salir cuando la tempestad intente destruir tu inocencia
y suéltalo para vencer al miedo.

No, no sueltes a ese niño
lo dejé irse una vez por error
y jamás pude ir a su encuentro.

 

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