Siempre he sido una buscadora incansable, no me avergüenza reconocerlo como no me avergüenza afirmar que en todos estos años de búsqueda, que no han sido pocos, no he conseguido  encontrar nada

Son muchos los métodos que he empleado para alcanzar la iluminación, la paz interior y la claridad mental que tanto anhelo y he de confesar que algunos resultaban complicados y enrevesados. Necesitaba maestros que pacientemente me guiaban, o me pedían silencio e introspección a todas horas; he celebrado rituales adornados con  velas, incienso y oscuridad… en fin, el método en concreto no importaba demasiado porque en general todos exigían constancia y unos pocos, el dominio de la meditación.

En el transcurso de estos años he conseguido hacerme amiga de mi respiración y he mirado hacia dentro tantas veces y de tantas maneras diferentes que  me he convertido en una observadora de mí misma, soy capaz de presenciar y contemplar mis emociones sin sentirme esclavizada por ellas, pero encontrar, no he encontrado nada. No, no hay nada mágico, nada físico, nada que pueda etiquetar o sobre lo que emitir mis juicios y opiniones.

Como consecuencia de esta ausencia de resultados palpables podría sentirme frustrada y tener una incómoda sensación de pérdida de tiempo, pero no es así como me siento. Mis coqueteos con todos estos métodos infalibles me han permitido tomar dos decisiones y decidir, sea lo que sea, siempre me hace sentir libre y poderosa.

En  primer lugar y definitivamente, dejo de buscar. Se acabó. No pierdo mi tiempo más. Y en segundo lugar, estoy completamente decidida a contemplar mi evolución desde otra perspectiva, desde un punto de vista diferente y original porque yo, Concepción Hernández, tal y como soy, soy perfecta y completa, igual que tú. La cuestión no es lo que falta, sino lo que sobra. Nos sobra la culpa, nos sobra el miedo, nos sobran los juicios, las opiniones y las críticas. Estas sombras son las que nos impiden brillar y por eso a partir de ahora, dirigiré todos mis esfuerzos a hacerlas desaparecer y ya no perderé el tiempo en la búsqueda de “algo” que jamás encontraré porque nunca  faltó sino que tan solo aguarda oculto bajo una nebulosa.

 

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