Van y vienen a placer revoloteando por mi mente, son palabras ordenadas en frases que insisten en repetirse e inspirarmeno interfieras, confía y suelta, vuelve a ser un niño y déjate llevar.  Sencillas palabras que así pronunciadas, y sin pretenderlo, arrastran una dulce melodía que me llena de paz y serenidad.

No interfieras… no te empeñes en tener siempre la razón, no te esfuerces en lograr que las cosas sean tal y como tú deseas, reconoce con humildad que no siempre has sabido lo que más te convenía; confiesa sin temor que muchas veces te equivocas y deja de  controlar  y organizar la vida de los demás en un infructuoso intento por conseguir que las circunstancias se ajusten a lo que neciamente crees que es lo correcto.

Pregúntate con frecuencia: “¿qué prefiero, tener razón o ser feliz?”.

Estoy segura de que podemos contar por cientos las ocasiones en las que te has alegrado de no alcanzar algo deseado, ¿verdad? Tenemos una visión limitada de la realidad, nos falta información, sencillamente, no sabemos. Acéptalo, reconócelo y será mucho más fácil confiar y soltar.

Confía… que las circunstancias que confluyen en dar forma a tu vida, aquí y ahora, y las personas con las que compartes tu tiempo, sean de tu agrado o no, son las correctas y perfectas para ti, te ayudan a crecer, a salir de tu zona de confort y superarte. No te resistas, acepta el momento tal y como es y ¡suelta!

Suelta… lo malo, lo negativo, lo que te preocupa. Suelta la culpa, los juicios propios y ajenos, las críticas y las opiniones. Déjalo ir, libérate de esa absurda carga porque pesa demasiado y así, con lastre, es imposible avanzar.

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Vuelve a ser un niño y déjate llevar… ríe con frecuencia, tanto como puedas, diviértete, juega y haz locuras. Busca con desenfreno el lado alegre y desenfadado  de las cosas. Ocúpate de lo que realmente te importa pero no te preocupes. Escucha al niño que habita en tu interior, presta atención a esa parte de ti que sigue soñando y creyendo, con una fe inquebrantable, que todo es posible y dedícale palabras de amor mientras te rodeas de personas especiales con las que compartir cada una de tus horas.

Son bellas palabras las que inundan mi mente, ¿no crees? Son hermosas y sabias. Encierran toda una filosofía de vida que puedo resumir en apenas una frase…

…no interfieras, confía y suelta, vuelve a ser un niño y déjate llevar

Intento hacerlas mías a cada instante y como si de una obsesión se tratase, vuelve a mi ese deseo compulsivo de darme y por ese motivo, y nada más que por ese, ahora las comparto contigo hechas canción.

 

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