Todos hemos armado sus muebles, hemos escuchado de sus productos o por lo menos mirado su catálogo. Hoy vengo con un NeverTooLate para saber quién era Igvar Kamprad.

 

Este importante empresario sueco, fue el fundador de IKEA. Cuando todavía era un niño, empezó su negocio comprando cerillos al por mayor y vendiéndolos al por menor entre sus vecinos, con sus ingresos fue expandiendo su negocio con comida y objetos decorativos para hogar y oficina. En 1951 vendió su primer mueble y al mismo tiempo creó y editó su primer catálogo. En 1943 abrió su primera tienda y hoy hay casi 400 alrededor del mundo. La famosa marca de “hágalo usted mismo” se caracteriza por sus muebles sencillos, económicos y con diseños perfectos, que van muy bien con la estética de cualquier estilo de apartamento.

 

Uno de los magnates más importantes de la historia del emprendimiento, empezando su fortuna desde cero y multiplicándola hasta llegar hoy día a un valor neto de $58.7 billones. Número 8 en la lista de Bloomberg Billionaires y número uno como inspiración de muchos emprendedores que sueñan con llegar a tener empresas como IKEA.

 

Kamprad vivía bajo dos reglas: Estar en desacuerdo y no importarle lo que los demás pensaran. En una entrevista en los 80´s dijo que la visión para su empresa era que su compañía ayudara a personas a llevar una vida sencilla. Estuvo dos veces casado y tenía una reputación de ser un poco tacaño. En el año 1999 se publicó un libro sobre su vida, donde admitió sus vínculos con grupos nazis (por sus raíces alemanas) y su arrepentimiento por este mismo hecho.

 

En el 2013, su hijo mayor heredó la presidencia de la compañía, continuando con el imperio global y la revolución del retail en el mundo entero.

 

Una gran enseñanza que nos dejó este gran empresario fue que su éxito en parte se dio por su cercanía a las personas ordinarias, porque por más dinero que tuviera él se consideraba una persona ordinaria. Con simples actos como: manejar un auto no muy costoso, comprar ropa en mercadillos o viajar en clase económica aprendía a conocer y entender a su tipo de cliente.

 

En 1976, Kamprad escribió el manual del distribuidor de muebles. Un documento que hasta el día de hoy los empleados de IKEA siguen al pie de la letra y tiene citas como: “malgastar y desperdiciar recursos es un pecado mortal en IKEA”.

 

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