La lista estaba encima del ataúd blanco, junto a ella varias coronas con flores de diversos colores. Quienes iban llegando tenían el cuidado  de no cubrir la lista, esa era la orden del padre de Chica Luz, la difunta; la lista deberían leerla todos quienes llegaran al velatorio como una sentencia de la muerte anunciada que tarde o temprano estaba por llegar, así siempre nos llega la muerte, tarde o temprano, estemos o no en la lista de esa malévola joven, llega a todos;  hombres y mujeres, ricos y pobres, bellos y feos, humildes y soberbios, presumidos y vanagloriosos, ignorantes y sabios, nobles y plebeyos, poderosos y sometidos, quién podrá escapar estando vivo de ti, oh sagrada muerte: nadie. Según cuentan, Jesucristo resucitó y con él la esperanza de volver  todos algún día a la vida de nuevo, para qué, nadie lo sabe, y si Chica Luz vuelve a la vida, si vuelve a hacer lo que en esta vida hizo, todos volverán a morir, irán a resucitar de nuevo; y si ella regresa resucitada, será la de nunca terminar, al menos, si alguien le haga entender en alguna vida lo pernicioso de su conducta, pero cómo, si ella se fue encantada de su estilo de vida, al menos eso decía la carta dejada junto a la lista. Moría joven, pero no importaba,  había disfrutado al máximo -explicaba la carta-, conoció todos los colores y tamaños, todos los estratos sociales, ricos y pobres, hizo caridades al mostrar a muchos ignotos la blancura del cielo, viajó por varias ciudades para ocultar sus deslices, si volviera a nacer volvería a esto mismo -continuaba la carta-. “No hay cosa más preciada en la vida que disfrutar la vida misma como yo la he disfrutado”. Vaya qué disfrute, afirmar en una carta que junto a la lista adjunta todo un pueblo estaba condenado a su misma muerte por ella inducidos y solo se salvaría quien no se encontrara en la lista, los niños estarían exentos, tal vez, suponía ella, de allí nadie.

listanegra5-29Chica Luz se marchó a la ciudad más grande del país hacía ocho años, cuando contaba dieciséis, moría a los veinticuatro, logró terminar la educación primaria, porque para más no había en casa, por eso decidió forjar un mejor destino por sí misma, y vaya que muy bien forjado. Trabajó como empleada doméstica en la casa de unos señores de alta sociedad los primeros  seis meses de su vida urbana, sus empleadores la estimaban por trabajadora, honrada y servicial. En algún momento había despertado los celos de la señora, pues Chica Luz era en extremo bella, alta, delgada, de tez blanca, cabello castaño, y ojos azules, su mirada era angelical y las facciones de su rostro mostraban humildad mezclada con dulce bondad. Trabajaba la joven muy bien, pero lo devengado apenas ajustaba para sus gastos personales, siempre lamentaba la poca ayuda brindada a sus progenitores. Ella quería colaborar en la mayor de sus posibilidades, quería ver a su padre sin trabajar, “está cansado de tanto luchar y sin ningún avance en la vida, la misma rutina sin final y siempre falta algo en casa, es la de nunca acabar”, repetía malhumorada. Pero ella había decidido terminar con aquella poca agraciada situación, quizá fue esa la razón por la cual aceptó el trabajo propuesto por la amiga vecina: “Es un buen trabajo, en una noche vas a ganarte lo devengado en un mes de este empleo”, prometió pensando en ayudar a la joven.

Chica Luz aceptó la oferta, llegó donde sus nuevos empleadores y firmó el contrato, excelentes prebendas antes sus ojos, dos mil lempiras de sueldo base, la propina recogida cada noche por ella, una comisión del veinte por ciento sobre el depósito de cada cliente más lo negociado por ella en las salidas, además de contenta estaba esperanzada, sonrió amable y pidió un anticipo de ochocientos lempiras de su sueldo, el dueño del negocio no puso objeción alguna: ”Es nuestra obligación hacer de este lugar tu casa”, afirmó mirándola lujurioso.

listanegra3-30Chica Luz llegó puntual al nuevo trabajo, exacto a las siete de la noche estaba frente a su nuevo jefe. “Ven y habla con las otras chicas, ellas te darán algunos consejos, tu eres la última del espectáculo”, afirmó el hombre con pocas palabras, estaba bastante ocupado sumando unas cuentas. Chica Luz caminó entre las luces multicolores del lugar, la soledad se imponía en el salón, se escuchaba música disco en el ambiente, por primera vez sintió miedo de aquel lugar, “estaría loca cuando acepté”, pensó. Un raro nerviosismo se fue apoderando de ella, pero decidió seguir avanzando hasta donde estaban sus nuevas compañeras de trabajo, su amiga no estaba allí, estaba de vacaciones.

Una de las chicas salió a su encuentro, sonriente le dio la bienvenida, Chica Luz la saludó con buenos modales, intercambiaron algunas preguntas de rigor: “Adónde trabajabas antes, cuánto ganabas allí, por qué dejaste ese empleo, cómo te trataban los jefes, tenías algunos beneficios adicionales al sueldo, sabías de este lugar”, cuando llegaron a  esa pregunta, Chica Luz se estremeció y confesó: “Mejor nunca hubiera sabido, no entiendo la razón del nerviosismo provocado por este lugar, siento miedo”, la compañera de trabajo dejó escapar una risa burlona. “No seas tonta, aquí se pasa genial, te darás cuenta en unas horas cuando llegue el público e inicie el espectáculo, fúmate un cigarro”, afirmó agresiva la compañera ofreciéndole un Belmont mentolado.

“Nunca he fumado”, se excusó Chica Luz. “Vamos, no seas anticuada, eso te hará disimular los nervios, entiendo es la primera vez tuya frente al público, pero no temas, decís que bailas muy bien, fúmate este cigarro y luego te recetas un traguito”, aconsejó la muchacha.

Chica Luz miró de reojo a la mujer, en unos instantes comprendió su realidad: no tenía un empleo, estaba endeudada y lejos de su casa, aceptó el cigarro ofrecido, lo encendió con un encendedor prestado y empezó a dar pequeños jalones, fumaba por primera vez, tomó el whisky traído por su compañera y decidió ingerirlo, se estremeció de pies a cabeza con el primer trago, luego siguió ingiriendo hasta terminarlo.

listanegra-3-31“Te das cuenta chica, todo se puede; si quieres uno más, solo me avisas, eso sí, solo uno más, está prohibido emborracharnos antes de comenzar el espectáculo, afirmó la mujer, Chica Luz pidió uno más, “necesito digerir mi nueva realidad”, argumentó. La nueva conocida la invitó a ir al cuarto de preparación, le giraron algunas instrucciones, le dieron un pequeño entrenamiento del trabajo a realizar, la maquillaron, luego le entregaron ropa interior de marca exclusiva que debía ponerse y una capa brillante para colocarla encima; así ya estaba lista para las funciones a desempeñar en esa primera noche de trabajo.

Se escuchaban aplausos mezclados con gritos y silbidos cuando la primera chica apareció en la barra bailando entre mucha ropa brillante, pero en el transcurso de su presentación se iba despojando de ella hasta quedar en ropa interior, recogió la propina, la tiró en una esquina de la barra y empezó a bailar completamente desnuda. Chica Luz  estaba entre el público recibiendo los elogios de unos hombres adinerados por su apariencia, su nerviosísimo había desaparecido, estaba fumando su quinto cigarro. “Soy la última en presentarme”, respondió al ser consultada.

“Con el cabello teñido oscuro, Chica Luz confundida subió a la barra, be my lover, la canción del momento empezó a sonar, ella comenzó a realizar unos movimientos sensuales contorneando su cuerpo bajo la capa dorada…”

Las chicas se fueron presentando una a una, en el transcurso de las horas el centro de diversiones nocturnas era más asediado por los concurrentes, el turno de Chica Luz llegó a eso de las doce de la noche, fue anunciada como la última sensación adquirida por el centro, de exquisita belleza parecida al de una estrella de cine de los años cincuenta o quizá a Greta Garbo o la misma Marilyn Monroe. Con el cabello teñido oscuro, Chica Luz confundida subió a la barra, be my lover, la canción del momento empezó a sonar, ella comenzó a realizar unos movimientos sensuales contorneando su cuerpo bajo la capa dorada, “mucha ropa, demasiada ropa, abajo esa capa”, gritaron entre el público, ella parecía no escucharlos, pero en un acto sorpresivo tiró su capa a un lado de la barra y pudo observarse su espléndido cuerpo bien formado y solo cubierto por una delgada braga y un ajustado sostén. Tenía medidas perfectas, muslos largos bien diseñados, delgada cintura y busto levantado como dos piedras, su cabello castaño natural y largo caía como cascada de bronce por toda su espalda, los chicos estaban boquiabiertos contemplando a Chica Luz bailando semidesnuda en la barra, llegó el momento de recoger la propina, todos  querían colocar dinero en la braga o el sostén de ella, ella bailando no dejaba de sonreír, tiró el dinero recogido en el lugar indicado para eso y empezó a despojarse de su ropa interior, el calor del whisky le hizo olvidar el pudor y bailó sobre la barra como la madre la trajo a este desgarrador mundo. El dueño del centro estaba realizado con su nueva contratación, “esta es garantía de buen negocio”, decía para sí mismo, mientras tanto, escuchaba las ofertas de los caballeros para salir con ella, finalmente aceptó la mejor propuesta de un hombre de facciones orientales: tres mil pesos por la salida del centro con la joven.

listanegra-32Chica Luz terminó su presentación, recogió el dinero y se vistió con la capa brillante, caminó hasta los camerinos, entonces allí cuando contó la propina recogida comprendió el valor de su nuevo trabajo. Su jefe llamó a la puerta, ella ya estaba vestida: “Te vas a ir con este cliente”, ordenó el hombre; Chica Luz miró de reojo a los dos caballeros, acarició su larga melena y sin decir palabra alguna salió del camerino siguiendo al hombre de las facciones orientales. Llegaron a un lujoso Mercedes Benz modelo del año, el oriental muy amable la invitó a subir al carro.

“Hacia dónde vamos”, preguntó la joven con cierto temor.

“A un buen lugar reservado para los dos”, fue la escueta respuesta obtenida.

El vehículo  comenzó la marcha por las calles iluminadas de la gran ciudad, el hombre y la mujer hablaron un poco, quizá lo esencial durante el trayecto hasta llegar al exclusivo motel adonde se refugiaban las personas más lascivas y adineradas en busca de placeres pasajeros.

Esa noche, Chica Luz  perdió su virginidad junto a la cándida inocencia de mujer pueblerina para convertirse en una mujer de mundo: una bailarina, una bohemia nocturna, una vendedora de deseos carnales, una prostituta de alta sociedad.

Al despertar en la habitación miró a su lado, allí junto a ella estaba el ladrón de su inocencia entregado al reino de Morfeo, decidió despertarlo, el hombre sonrió complacido, miró el reloj eran casi las nueve de la mañana, “hoy no voy a ir a trabajar” dijo él. Se levantaron y se bañaron juntos, practicaron sexo de nuevo, Chica Luz confesó ser la primera vez en su vida en estar con hombre alguno.” Me di perfecta cuenta”, afirmó el oriental.

El caballero se despidió de ella, agradeció los servicios prestados y le entregó mil pesos. Chica Luz  se quedó pensativa sentada en la cama acariciando el dinero, decidió contarlo todo junto, dos mil pesos en total, “por fin voy a poder ayudar a mi familia”, dijo resignada, agarró su bolso y salió a la calle, tomó un taxi  para poder llegar a su modesto apartamento.

“El caballero se despidió de ella, agradeció los servicios prestados y le entregó mil pesos”

En las siguientes noches, Chica Luz estaba bailando en el centro de diversiones nocturnas de la ciudad, por su exquisita belleza rápido se convirtió en la bailarina más cotizada de los centros nocturnos y la demanda por ella incrementó en forma vertiginosa, muy atrás quedó la joven inocente, servicial, humilde y trabajadora llegada de unos de los pueblos rurales a la gran urbe.

Los padres de Chica Luz empezaron a recibir mucha ayuda económica de la hija, ella giró instrucciones en una carta de instalar un minisúper en la comunidad, mandó el dinero necesario para hacer cumplir su voluntad, los señores estaban muy agradecidos con la bondad de su primogénita. Los vecinos preguntaban por la estrategia del éxito económico de Chica Luz, en una de sus visitas a la familia ella explicó que trabajando se logra cualquier objetivo propuesto. Nunca confesó a sus padres las actividades realizadas para triunfar, no tenía valor para ello, sus padres jamás se lo perdonarían, “eso nunca lo sabrán, tal vez muerta se los confiese en sueños”, dijo a una de sus compañeras de club.
listanegra-2-33Los padres de Chica Luz fueron prosperando en forma paulatina en los cinco años trabajados por la joven en el centro de diversiones nocturnas, ellos la bendecían siempre cuando venía a visitarlos desde la ciudad; el negocio familiar era próspero y la casa había sido reconstruida en su totalidad. Los señores vivían orgullosos de su hija aunque desconocían por completo su actividad laboral, “trabajo con buenos jefes y me apoyan en todo”, argumentó ella en alguna ocasión recelosa.

Un día cualquiera, Chica Luz llegó a practicarse el chequeo médico de rigor al sanatorio público de la ciudad, una enfermera le pidió regresar en la tarde por los resultados de la principal prueba realizada; ella sin sospecha alguna regresó a la hora indicada, la encargada del sanatorio le solicitó pasar con la psicoterapeuta, ella frunció el ceño extrañada.
Cuando ya estaba sentada en la pequeña oficina, la trabajadora social extrajo los resultados de la prueba, y antes de entregarlos dijo: “Usted es joven, luce saludable y con un buen cuidado puede vivir bastantes años, no es la primera ni será la última en dar positiva en esta prueba, hay centros de ayuda y aquí mismo yo podría encargarme de su cuidado psicológico, solo debe ser responsable y no tener relaciones sexuales sin protección alguna con nadie o mejor fuera no tenerlas. Debe saber su estado, de ahora en adelante es una seropositiva oficialmente detectada. Chica Luz bajó la cabeza, sintió como si el mundo se desmoronaba para caerle encima, fuertes escalofríos recorrieron su cuerpo y sintió su alma abatirse en lo más profundo de su ser, sin levantar la cabeza agarró el sobre con el resultado de las pruebas, dio la vuelta y sin decir una sola palabra abandonó la oficina de la psicoterapeuta, paró un taxi en la esquina del sanatorio y en minutos  llegó a su apartamento, tiró todo cuanto llevaba en una silla y se dejó caer boca abajo sobre su cama y empezó a llorar sin consuelo. Lloró por espacio de varias horas. Al procurar calmarse recordaba la escena con la psicoterapeuta del sanatorio cuando le entregaba la prueba y empezaba de nuevo a llorar, secos sus ojos por el llanto, quiso un vaso de agua, fue a recogerlo y miró la hora en el reloj de la sala: las siete y treinta de la noche; aturdida recordó el centro de diversiones nocturnas, “hoy no iré a trabajar, para qué, ese viejo cabrón no va a querer aceptarme cuando mire el resultado de la prueba”, se dijo, conocía las reglas del centro y si bien ella era muy rentable, no le iban a hacer ninguna excepción, entonces descubrió su segunda realidad: estaba sin empleo.

Con el vaso de agua en la mano trató de calmarse, necesitaba organizar sus ideas, definir el curso de acción a seguir, se sentó en un mueble de la sala de su apartamento y con la cabeza baja empezó a meditar, tenía solo veintidós años y una gran experiencia de vida, recordó sus años de infancia en su pueblo, sus años de escuela, sus limitaciones económicas y el menosprecio sufrido por el delito de ser pobre, ahora su familia tenía un singular negocio, ella una considerable cuenta bancaria, “pero para nada me sirve” argumentó en el instante, “hoy me van a menospreciar por estar contagiada”. Las lágrimas rodaron por sus mejillas, ella valiente las limpió  y dijo en voz alta a sí misma: “Basta, suficiente he llorado, a mí me las pagan todos, si dentro de poco o algún largo día muero, no me iré sola, me llevaré a todos y cuantos se crucen en mi camino”.

Si aún había quedado algún rastro de bondad o nobleza en la joven pueblerina, esa noche despareció por completo, su corazón fue cubierto por el odio,  la venganza  y el deseo de exterminio total.

Llegó a casa de sus padres con dos maletas grandes. “Ya me vengo de la ciudad, estoy cansada de tanto trabajo y quiero descansar mientras pienso en hacer algo diferente”, dijo. La madre sonriente llevó las maletas al dormitorio de la joven, no sin antes recordarle:” Esta es tu casa, gracias a vos tenemos todo esto, podes trabajar si quieres, si no este negocio también es tuyo”.

“En este pueblo la gente es envidiosa, nunca nos han querido y como nos miran prósperos están inventado ese cuento para desprestigiarme”

Los primeros días en su pueblo natal transcurrieron con naturalidad, a nadie en lo absoluto ni tan siquiera a la madre contó lo de su oculta enfermedad, estaba bella como siempre lo había sido, sus aires de mujer madura y experimentada lo explicaban los vecinos por su vida en la ciudad; pero la miraban con no disimulado deseo y lujuria, ella lo advertía y daba oportunidades para ser cortejada. En pocas semanas, Chica Luz comenzó a cumplir su promesa declarada la noche cuando su corazón sentía acariciar la muerte en su apartamento de la ciudad. Compró un libro y empezó a escribir con nombre y apellido así como el estado civil de quienes con ella se acostaban, cuando eran casados escribía el nombre completo de la mujer. Para ocultar a sus padres su actividad citaba a sus víctimas en la ciudad vecina al pueblo, no cobraba ni un centavo, lo hacía por placer decía a sus amantes, su popularidad creció y por eso no tardaron en llamarla Chica Luz, ella sonreía y cada vez los anotados en el libro sumaban más, la noche cuando su padre preguntó si era cierto que había regresado puta de la ciudad, ella respondió seria: “En este pueblo la gente es envidiosa, nunca nos han querido y como nos miran prósperos están inventado ese cuento para desprestigiarme”; el padre la miró con recelo, suspiró profundo y antes de retirarse para su cama exclamó: “Ya sos mayor y debes ser responsable de tus actos”.

Alrededor de año y medio estuvo realizando su entretenimiento favorito, no quedaba ningún hombre en el pueblo, según sus cálculos, sin compartir la cama con ella, el libro estaba lleno en más de la mitad. El día cuando de forma repentina aparecieron los primeros síntomas de la enfermedad no quiso ir donde el doctor, “aquí no hay buenos médicos”, argumentó, se recluyó en su dormitorio y no volvió a salir de la casa, en todo el pueblo corrió como la pólvora en Navidad el rumor de la extraña enfermedad padecida por Chica Luz, los temores y las dudas empezaron a aparecer en muchos hombres solteros, divorciados y casados. Padeció varias enfermedades juntas por unos cinco meses, la madre nunca pudo explicar nada, entonces concluyó: “Mi hija fue víctima de algún maleficio de esos envidiosos que no pueden soportar ver ojos bonitos en cara ajena”.

lalistanegra-2-34En la madrugada de ese día, Chica Luz sufrió un paro respiratorio, su belleza estaba marchita, su cuerpo se volvió cadavérico en pocos meses, al momento de la muerte solo estaba la madre, el padre y sus otros tres hermanos permanecían en la sala de la casa, el padre llegó cuando escuchó el llanto de su mujer, el hombre trató de consolarla: “Nuestra pobre hija escogió el camino equivocado”. Decidieron colocarla en un ataúd comprado días antes vestida toda de blanco, cuando removieron la cama descubrieron una carta junto a un libro titulado La lista negra.

La iglesia del pueblo fue abarrotada por completo en la misa de cuerpo presente de Chica Luz, había velas encendidas y flores por doquier, los habitantes del pueblo estaban asustados y llegaban a rogar a todas las vírgenes del cielo tener piedad de ellos y detener la profecía final de la carta de la joven: todos los habitantes del pueblo y de otros vecinos morirían del mismo mal del cual Chica Luz moría.

El sacerdote ofició la misa, nervioso, no entendía si era por culpa propia o por la preocupación advertida en la cara de los concurrentes. Después de terminar el servicio religioso preguntó la razón de la existencia del libro encima del ataúd, luego de escuchar la versión de una de las feligresas, contrariado hojeó cada una de las páginas buscando algo temido, vaya susto, sorprendido miró su nombre aparecer al final en la lista que estaba encima del ataúd blanco.

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