El Gobierno le mete la mano en el bolsillo a los jubilados

El Gobierno le mete la mano
en el bolsillo a los jubilados

El Gobierno español estudia la posibilidad de que los pensionistas que cobren entre 18.000 y 100.000 euros al año paguen más por los medicamentos que les receta la Seguridad Social. Con una medida así, quienes menos pensiones cobren deberían abonar o muy poco o nada por sus imprescindibles medicinas.

A simple vista parece una medida justa y solidaria con quienes menos tienen. Nadie cuestiona la mejora de las condiciones de vida de los más desfavorecidos de la sociedad. Pero si se analiza la propuesta a fondo, podemos llegar a varias conclusiones.

La primera de ellas es que el Gobierno de Mariano Rajoy vuelve a cargar el peso del despilfarro y la mala gestión de quienes nos gobiernan sobre las espaldas de los ciudadanos, en particular ahora de los jubilados, después de haber drenado los bolsillos, las cuentas bancarias y la dignidad del resto.

No es mucho el dinero que eso le supondría a un jubilado con las pensiones más altas –entre 8 y 15 euros mensuales-, pero es insultante cobrar una cantidad así cuando las pensiones se revalorizan apenas unos céntimos al año.

Es injusto e inmoral porque este llamado copago sanitario, en realidad es un repago de lo que ya se ha abonado antes a la Seguridad Social durante la vida laboral de un trabajador ahora jubilado.

Y es injusto –aunque en mi caso lo pagaría de buena gana si el Gobierno no fuera tan incompetente- porque quienes cobran la pensión máxima (unos 35.000 euros brutos al año – Por encima de esa cantidad solo la ganan los jubilados de oro de grandes empresas) han pagado el máximo legal posible en su vida laboral. No son, por tanto, unos privilegiados a quienes les ha tocado la lotería, sino personas que han estado cotizando durante 35, 40 y hasta 50 años.

Más insultante aún es que ocho grandes empresas fabricantes de compresas y pañales para la incontinencia urinaria para adultos –que afecta en España a 2,5 millones de personas- hayan sido multadas “solo” con 128 millones de euros por una estafa al Sistema Nacional de Salud que les reportó durante 18 años diez veces más ganancias por pactar los precios de sus productos con un incremento de hasta un 50 %. ¿Qué tal una multa de 1.500 millones para que la próxima vez se lo piensen dos veces antes de estafar? Las multas de baja cuantía y poco ejemplarizantes no hacen sino estimular más fraudes.

El Gobierno le mete la mano en el bolsillo a los jubilados

El Gobierno le mete la mano
en el bolsillo a los jubilados

En lugar de hostigar los bolsillos de los ciudadanos, el Gobierno debería controlar más y mejor el gasto sanitario. La estafa del cártel de los “pañales” se detectó cuando lo denunció una de las multinacionales del sector –estadounidense por más señas-, tras adquirir una importante y conocida empresa abonada anteriormente a esas prácticas fraudulentas. El Ministerio de Sanidad ni olió el fraude. La multa la impuso la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). ¿Cuántos más fraudes no habrá ahora mismo con los miles de millones que maneja la Sanidad en suministros sanitarios industriales?

De la patria del capitalismo salvaje, los Estados Unidos de América, deberíamos aprender el férreo control que ejerce sobre las empresas, y las multas multimillonarias que le caen al que le pillan con las manos en la masa.

Y deberíamos aprender algo más de los EE.UU.: saber ahorrar y racionalizar el gasto.

Si el Gobierno quiere ahorrar, en lugar de hacerlo a costa de los jubilados, que lo haga con cargo a las multinacionales farmacéuticas. ¿Cómo? Muy sencillo. ¿Por qué pagar una caja con 40 pastillas, si el médico nos ha recetado que debemos tomar diez?  En Estados Unidos y otros países, si el médico receta una dosis de diez pastillas, esas son las que te da la Farmacia y por las que pagas. Ni un centavo de más. De aplicar una medida así, ¿cuánto se ahorraría el Estado en gasto sanitario? Cientos y cientos de millones al año. Muchísimo más, desde luego, que el puñado de euros que quiere cobrarle a los jubilados.  Y encima acabaríamos con ese peligroso deporte nacional de acumular toneladas de medicinas sobrantes en casa.

Sigue leyendo a Enrique Merino

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