EN EL DÍA DE LA MUJER A TODAS AQUELLAS MUJERES, BRUJAS, PUTAS, MADRES, MUSAS…

 

Con gran claridad recuerdo una clase de derecho romano donde mi profesor hablaba de la calidad de la mujer y sus escasos privilegios, nos platicaba como estábamos limitadas para ocupar cargos públicos y como el pater familia tenía el derecho de elegir el esposo de sus hijas, creaba tanta polémica que pienso que lo disfrutaba; el papel de la mujer siempre ha estado castigado, la iglesia católica nos condena por el pecado original, la historia de la mujer en los textos bíblicos está determinada por un permanente estado de sumisión a los hombres y señaladas por ser una fuente constante de seducción: Génesis 3:1-16 ella fue seducida por la serpiente e hizo que Adán comiera de la manzana. Ambos fueron amonestados por Dios, quien dijo a Eva: multiplicaré tus sufrimientos en los embarazos.

A todas las mujeres, brujas, putas, madres, musas.

A todas las mujeres, brujas, putas, madres, musas.

En el Medievo se nos condena a la hoguera, a las parteras, alquimistas, perfumistas, nodrizas o cocineras que tenían conocimiento en campos como la anatomía, la botánica, la sexualidad, el amor o la reproducción y que prestaban un importante servicio a la comunidad por su vasto conocimiento de plantas, animales y minerales, creando recetas para curar, o cualquier ser pensante era interpretado, por los grupos dominantes del medievo, como un poder del Diablo.

En la antigua China era costumbre el vendado de pies, una mutilación que provoca que esas extremidades no crezcan más de 10 centímetros, estas deformidades limitaban cualquier clase de movimiento, manteniéndolas quietas; En países Árabes aún está permitido la lapidación por la infidelidad, acordar matrimonios y hasta matar a una mujer irreverente (¡ups!);

En 1791 Olympe de Gouges, dramaturga y activista de la política francesa, publicó “la Declaración de los Derechos de la Mujer”; Mary Wollstonecraft, filósofa y escritora británica, publicó en 1792 “Vindicación de los derechos de la mujer”, donde argumentaba que era la educación que se daba a las mujeres la que limitaba sus expectativas; La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada en 1948, consagra la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y trata tanto temas de igualdad como de justicia. ¡1948!

Sin embargo, hoy 2017 sigue existiendo una persecución a la mujer por su derecho a decidir sobre su cuerpo, sobre su vida, hasta sobre sus hijos, conozco muchas mujeres que siguen siendo esclavas de sus maridos o peor aún de sus prejuicios, que son juzgadas por no estar felizmente casadas, por amar a otra mujer o simplemente por no querer ejercer su derecho a la maternidad, sí, en el 2017, dónde hay libertad seguimos viendo una violencia hacia las mujeres difuminada, escondida, castigada pero aún existente.

Estoy convencida que para que un pueblo evolucione y tenga una libertad pura y dignificante, en cuanto al género femenino, debe de empezar por las madres que son quienes educan en primer lugar a sus hijas, todavía existen las que creen que es más importante tener un “buen marido” que enseñarles a sus princesas a ser auténticas, estudiar, viajar, amar su cuerpo, vivir en plenitud su sexualidad y después de todo ello, que sea esa mujer la que elija, o no, vivir en pareja o tener una familia.

Islandia, Suecia, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Australia, son países que han logrado la tan ansiada igualdad de géneros, que tienen estos países (o que es lo que no tienen) que ha logrado tener una paridad de derechos y sobre todo que han alcanzado que no haya una guerra feminista que también altera el equilibrio y contrapone los géneros.

Las violaciones, golpes, violencia psicológica, violencia económica, la cosificación de la mujer, el regeton son, desgraciadamente, actos que se siguen viendo día con día, al menos en mi país, hombres denigrando mujeres o sometiéndolas porque las mantienen, porque son tontas, porque son mujeres, y lo peor mujeres juzgando con la vara de la verdad a sus congéneres, cuando escucho a una mujer llamando a otra “puta” no hago más que ver una envidia vil y un juicio envalentonado por una ciega y absurda ideología, pero cuando escucho a un hombre llamando así a una mujer pienso en frustración y carencia total de valores y respeto, ¿acaso no vienes tú de una mujer?

A todas las mujeres, brujas, putas, madres, musas.

A todas las mujeres, brujas, putas, madres, musas.

Me siento muy orgullosa de los espacios ganados en diferentes ámbitos, como lo son el político, social, laboral, cultural, deportivo, religioso, y que a pesar de los muchos obstáculos y las barreras impuestas por la sociedad claramente dominada por varones, las mujeres hemos demostrado la igualdad de condición y operación pero ahora ya no somos jugadoras con un solo rol, nos hemos convertido en seres multifuncionales, queremos más, queremos erradicar situaciones angustiantes, discriminatorias, violentas, marginales y otras las cuales son muy parecidas a las practicadas en la edad media, por lo tanto, aunque queramos negarlo, en algunas partes aún no evolucionamos por completo, verbigracia en África, más de 80 millones de niñas y adultas han sido circuncidadas mediante la ablación del clítoris y la infibulación; la cual es una forma de violación y un atentado contra la dignidad de la mujer, consiste en extirpar de cuajo el clítoris y los labios menores, para luego coser la vulva hasta no dejarles sino un pequeño orificio que les permita menstruar y expeler la orina. Esta costumbre, que tiene como fin frenar el deseo sexual y garantizar la pureza y fidelidad de la mujer a su marido, sigue viva hoy en 2017.

No somos iguales, eso es cierto, somos dos géneros diferentes que deben tener igualdad de derechos, ser una mujer pensante no implica perder nuestra naturaleza sensible, femenina, delicada, no es competencia, somos complemento, la mujer tiene un compromiso de esencia y gran responsabilidad en la sociedad, de educar a los hijos a ver la igualdad de géneros de manera natural, a dejar de satanizar a mujeres que son diferentes a nosotros, de querer ser hombres, de decidir, porque también es válido decidir jugar un solo rol, al final la importancia de la igualdad de géneros es tener la capacidad de decidir, ¿qué? ¡Lo que quieras! pero pensando, no dependiendo de nadie para tomar decisiones.

Este artículo lo dedico con todo mi corazón a mi Madre, quien fue una pionera en el arte de pensar, pelear y vivir a su manera, a las Mujeres con Alas que son una fuente de inspiración constante, a todas aquellas que con garra, y asumiendo las consecuencias, no dejamos de expresarnos y pelear por la igualdad de género pero sobre todo a los hombres que valoran a las mujer con una delicadeza admirable, que pagan sueldos justos a las profesionistas, que no abusan física, musical, económica, ni psicológicamente de nosotras, que valoran el trabajo en casa, hombres que ven en nosotros un ser pensante y una compañera de vida, a ellos: muchas gracias.

 

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