La esencia de las cosas es la pureza de las mismas. Y esta dicotomía se da en todo lo que nos rodea. Bueno en casi todo, se me olvidaba la política.

En la política lo puro escasea, bueno más bien no existe. Porque para que algo sea puro tiene a la vez que ser bello o al menos verlo como algo maravillosamente bello.

Y la política no es una ciencia exacta, bueno más bien no es ni seudo ciencia.

Es la manera de vender humo al pueblo haciéndonos creer que es el oro que nos conviene para obtener mejoras para nuestra vida, dentro de una sociedad y un mundo de los poderosos y los privilegiados económicamente campan a a su anchas.

Siendo estos últimos los que utilizan como marionetas a los políticos para hacernos creer que este circo mediático es una obra teatral magistral. Si alguna marioneta se libera de las cuerdas que desde lo más alto le dirigen.

Es de inmediatamente sustituido por otra marioneta que continúe las órdenes de las caras sin rostro que en realidad son los que mueven el mundo a su conveniencia.

Por ese motivo el mundo no es gobernado por los que el pueblo elige si no por los que los grandes hombres sin rostro deciden que se presenten y ganen sus elecciones para gobernar.

 

 

Este mundo es una gran mentira donde unos pocos conocen la verdad.

 

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