Sólo faltan unos cuantos días para que, el 8 de noviembre, se lleven a cabo las elecciones en Estados Unidos, y el mundo entero espera con gran expectación los resultados. Sí, porque se trata de quién ocupará la presidencia del país más poderoso de la tierra, y esto tiene implicaciones económicas, políticas y sociales que pueden afectar globalmente. Ese mismo día se elegirán 425 congresistas y un tercio de los senadores, lo cual es también relevante porque definirá el margen de acción que tendrá quien ocupe la Oficina Oval.

Desde la primavera del año pasado a la fecha hemos visto en esta campaña lo inimaginable. Se trata de la elección más atípica que ha ocurrido en Estados Unidos a lo largo de su historia y en la cual, los candidatos de ambos partidos reportan índices de desaprobación nunca antes vistos. En el caso de Hillary Clinton su capacidad y su experiencia para el cargo son incuestionables, pero para algunos su credibilidad quedó en duda por el asunto de los e-mails enviados desde un servidor personal; a otros no les parece carismática; algunos se cuestionan que siendo mujer tenga la templanza para gobernar y hay quienes -luego de su neumonía-, se preguntan si sus condiciones de salud son adecuadas para las exigencias del cargo al que aspira. Así, pese a sus credenciales, mientras las encuestas la favorecieron ampliamente en buena parte de la campaña, el margen de ventaja se fue estrechando peligrosamente hasta que tuvo lugar el primer debate, o la debacle para Trump.

trump-clinton-08En el caso de Donald Trump, todo ha sido inesperado, inexplicable y hasta inconcebible: que siendo un ignorante, fanático, retrógrada, mentiroso, racista, megalómano, con sucios antecedentes personales y familiares y sin ninguna experiencia en la función pública, haya derrotado a sus oponentes y obtenido la candidatura del Partido Republicano, sin representar los valores ni respetar las reglas del mismo; y que habiendo insultado a las mujeres, a los musulmanes, a los homosexuales, a los inmigrantes – no sólo a los mexicanos- , a los afroamericanos, y a los periodistas, aún cuente con el apoyo de un sector de la población estadounidense que se resiste a aceptar que es incompetente para el alto cargo en que tiene puestas sus miras y, además, peligroso para Estados Unidos, para el mundo y no se diga para México.

Aunque lo anterior lo han expresado públicamente importantes grupos de intelectuales y científicos renombrados, ex presidentes estadounidenses, diplomáticos retirados, actores y actrices, políticos, militares, obispos evangélicos y funcionarios públicos de ambos partidos, Trump se mantiene ahí, con un margen de apoyo muy disminuido, pero que aún puede ser suficiente para ganar estas elecciones.

¿Qué papel juegan en este contexto los votantes latinos? Los latinos son una población de 57 millones, – 18% de la población total de EUA- según la última cifra del Pew Research Center publicada en septiembre, de los cuales 35 millones – 64% – son mexicanos que han sido insultados y amenazados reiteradamente por Trump con virulentos discursos, y en conjunto, los latinos cuentan con un número de 27.3 millones de potenciales votantes.

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Aun suponiendo que todos los latinos votaran, y que lo hicieran por Clinton, es obvio que por sí solos no podrían decidir la elección presidencial. Pero por el complejo sistema electoral estadounidense, la influencia del voto latino se determina más que por su número, por el estado en que se ubican los latinos y el porcentaje que éstos representan respecto del total de votantes de ese estado. Por ejemplo: en Nuevo México sólo hay alrededor de un millón de hispanos y otros latinos, pero representan el 48% de la población total de esa entidad y el 40% del total de votantes. Ahí su influencia será decisiva para cualquiera de los candidatos por el que se inclinen y podría significar otorgarle el total de los 5 votos electorales que corresponden a ese estado.

 

El mayor número de votos electorales -55- lo tiene California, y esta entidad concentra también al mayor número de latinos: 15 millones, que representan el 39% de la población total y el 28% de todos los votantes de la entidad, los cuales son mayoritariamente demócratas, por lo que resulta fácil predecir que esos votos electorales serán para Clinton.

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El mismo ejercicio tendría que hacerse para determinar el peso del voto latino por estado. Pero, si hoy por hoy los 10 estados de la Unión Americana con mayor población de latinos son California, Texas, Florida, New York, Illinois, Arizona, New Jersey, Colorado, Nuevo México y Georgia, y en conjunto, a estos estados les corresponden un total de 226 votos electorales, de los 270 que se necesitan para ganar la elección, es claro que el voto latino constituye hoy un factor a considerar y que, por su potencial, a futuro podría ser determinante.

 

“los latinos cuentan con un número de 27.3 millones de potenciales votantes.

Sin duda el voto latino importa, y afortunadamente, según las encuestas será para Hillary Clinton, en alrededor del 80%. Su influencia será visible principalmente en la elección de los congresistas y senadores, lo que será fundamental para frenar a Trump en caso de que fuera éste el ganador. En ese escenario, God save the world ! o como decimos en México: “que Dios nos agarre confesados”.

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