EL MÉXICO DE AFUERA, AYER Y HOY

En esta ocasión quiero compartir con ustedes la postura que asumió una de las más prominentes mujeres mexicanas en Estados Unidos respecto a las declaraciones y políticas anunciadas por el candidato republicano, Donald Trump.

Se trata de Rosario Marín, quién durante su discurso en la Sesión Solemne en la que el Senado de la República le hizo entrega del Reconocimiento “Elvia Carrillo Puerto”, apuntó el pasado 8 de marzo:

“Esta Sesión Solemne se efectúa cuando en el horizonte de Estados Unidos se levanta la amenaza funesta de un supuesto liderazgo portador de las más repudiables conductas populistas que haya conocido la humanidad.

Y por lo mismo, es un riesgo que exige la atención y la unidad de las mujeres y de los hombres de buena fe de nuestros países, para denunciar y detener las ambiciones de un sujeto despreciable.

Un individuo que en su afán enloquecido y soberbio por hacerse del Poder al más puro estilo fascista pretende provocar sentimientos xenófobos y racistas, en particular en contra de los mexicanos, que no son los que anidan en la mayoría de los hombres y las mujeres estadounidenses.quien_es_rm

Al hacer gala de una supina ignorancia aun mayor al tamaño de su dinero o lo que es peor, de un pragmatismo criminal, soslaya que los Estados Unidos de Norteamérica se han forjado en el crisol de la pluralidad étnica y cultural de la población migrante originaria, y la que en siglos sucesivos ha llegado desde diversas latitudes del orbe, en especial por la comunidad mexicana que en mucho ha contribuido con su fuerza de trabajo en la ciencia, en la academia, en la industria, en el arte, en la cultura, en los servicios, en el sector primario, en el deporte, a construir una nación abierta, próspera y comprometida con la libertad, con la igualdad y con la justicia.

A este siniestro personaje, desde esta privilegiada tribuna le quiero recordar que la cuadragésima primera tesorera de Estados Unidos lo fue en un gobierno emanado del Partido Republicano, el cual hoy pretende utilizar para encaramar sus espurios intereses. ”

“Los Estados Unidos de Norteamérica se han forjado en el crisol de la pluralidad étnica y cultural de la población migrante originaria”

mexican1¿Y quién es Rosario Marín?, una mexicana que en la década de los 70’s realizaba sus estudios en la ahora Escuela Secundaria Técnica 20 en la Colonia Agrícola Pantitlán de esta ciudad, y a los 14 años emigró con su familia a California, sin hablar una sola palabra de inglés; superando todas las dificultades y obstáculos que enfrentan los inmigrantes en aquel país, culminó sus estudios de Administración de Negocios en la Universidad Estatal de California, en Los Ángeles,  y luego de una trayectoria ascendente que le ganó un gran respeto, llegó a ocupar uno de los más altos cargos en el gobierno estadounidense: Tesorera de Estados Unidos.

Rosario Marín es una de esas historias de lucha que inspiran. Sus logros no sólo se circunscriben a su carrera profesional que la llevó a ocupar varios cargos públicos hasta llegar a encabezar la Oficina del Tesoro de Estados Unidos, en el plano personal, por el nacimiento de su hijo con síndrome de Down, se convirtió también en una defensora de los derechos de quienes padecen alguna discapacidad creando la organización Fuerza, labor que la hizo ganar varios reconocimientos, entre ellos el premio Rose Fitzgerald Kennedy, que le otorgó en 1995 la Organización de las Naciones Unidas.

“…aun cuando existan voces demagógicas que pretenden erigir un muro o sembrar odios y egoísmos entre nuestras naciones, millones de mexicanos y norteamericanos no nos cruzaremos de brazos…”

Ciudadana estadounidense, miembro del Partido Republicano y quien se describe a sí misma como genuina, profunda y orgullosamente mexicana, Rosario Marín tiene la autoridad moral para descalificar a Donald Trump, pero también para hacernos reflexionar, a los mexicanos “de acá de este lado”,  sobre el peligro que Trump representa para México y para el mundo y la necesidad de unir esfuerzos para luchar contra esa amenaza cuyo discurso de odio y racismo ha generado ya efectos terriblemente nocivos para las comunidades mexicana y mexicano-americana en Estados Unidos.

Su llamado, contenido en el citado discurso, es claro: “ …aun cuando existan voces demagógicas que pretenden erigir un muro o sembrar odios y egoísmos entre nuestras naciones, millones de mexicanos y norteamericanos no nos cruzaremos de brazos y seguiremos construyendo puentes y alamedas de entendimiento y de cooperación para fortalecer nuestros lazos de amistad y gestionar nuestros problemas comunes, como la protección y la regularización de la población migrante, la seguridad interna e internacional, y el combate a la violencia, a la delincuencia y a la corrupción de todo signo, entre otros importantes pendientes que la agenda binacional nos impone a resolver.”

 

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