Esta semana se cumplen 100 días, que iniciaron el 18 de abril pasado, las protestas populares en Nicaragua, la llama que encendió la mecha, fueron las reformas al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, las cuales reducen un 5 por ciento las pensiones, y aumentan las contribuciones a los trabajadores y patrones, lamentablemente ya se cuentan más de 750 detenidos de los que no se conoce su paradero y lo peor de todo, 450 muertos, especialmente jóvenes, quienes son los principales opositores a la dictadura familiar que ha establecido José Daniel Ortega Saavedra.

 

Nicaragua o el reino de los que habitan junto a los grandes depósitos de agua, al igual que el resto de los países de América latina, arribó a la independencia, para pasar al control de las oligarquías locales, que en este caso entregaron la nación a empresas norteamericanas como la United Fruit Company, y la Bluefields Steamship Company, las cuales controlaron las riquezas y gobiernos locales, con el aliciente adicional de la posible construcción de un canal interoceánico, antes del panameño. El gobierno estadounidense a través de la Central Intelligence Agency (CIA), protegió desde 1937 a Anastasio Somoza García, a su primogénito Luis Anastasio Somoza Debayle y su hijo menor Anastasio (tachito); la situación subsistió hasta 1979, en que este último salió huyendo, y un año después voló literalmente, en un atentado, en Asunción, Paraguay.

 

Cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), nombrado así en honor del patriota Augusto Nicolás Calderón Sandino, triunfó, generó grandes expectativas; el carisma y la juventud de Edén Atanacio Pastora Gómez, el comandante cero, educado en sus primeros años por los jesuitas y ex estudiante de medicina en la Universidad de Guadalajara, México, así como de Daniel Ortega, egresado de la jesuita Universidad Centroamericana de Nicaragua y de la Universidad Patrice Lumumba o de la Amistad de los Pueblos en Moscú, Rusia;  pero también era el apogeo de la guerra fría, el presidente estadunidense Ronald Wilson Regan presionó hasta el final, y a decir verdad, las cosas no solo no mejoraron, sino que fueron a peor.

 

El gobierno de transición en el que Ortega era el jefe y después presidente, logró tener en sus filas, como vicepresidente al escritor Sergio Ramírez Mercado, Premio Cervantes de literatura en 2017, y al espectacular, maravilloso, Don Ernesto Cardenal Martínez, nominado para el premio Nobel de Literatura en 2005, como ministro de Cultura, así como a Tomás Borge Martínez como ministro del interior, sin duda podemos decir, que era el mejor roster que se podía tener, pero también habría que entender que los apoyos internacionales que se esperaban, no llegaron, Fidel Alejandro Castro Ruz de Cuba, no pudo o no quiso cumplir sus compromisos, la debacle de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas era inminente, lo que hacía imposible socorrer a los pinoleros.

Los sandinistas tuvieron que dejar el poder en 1990, en manos de Violeta Barrios Torres, viuda del dueño del periódico La Prensa Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, a los que siguieron gobiernos que se hundieron en la corrupción y al país en la mísera absoluta, hasta llegar a ser catalogado como el más pobre de América, solo después de Haití.

 

Los nica dieron a Daniel Ortega, la oportunidad de volverlos a gobernar a partir de 2007, recibiendo el poder de manos de Enrique Bolaños Geyer, en está ocasión el orteguismo evolucionó en una dictadura familiar, que al día de hoy cuenta 11 años en el poder, y la vice presidenta del país es su esposa Rosario Murillo Zambrana, con quien tiene tres hijos, un guitarrista de rock, una modelo y un tenor, Adán Laureano Ortega Murillo, quien sin duda es el principal administrador de la fortuna familiar que se calcula en dos mil millones de dólares, y quien los últimos años ha tenido en su cartera de negocios la posible construcción del añejo proyecto del canal interoceánico que atravesaría los 248 kilómetros del país, la construcción ya  fue cedida a la empresa HKND Group, la cual en 2014 presentó proyectos, pero aún no hay avances concretos.

 

Hasta hace unos meses Nicaragua fortalecía sus exportaciones de Tabaco, Café, Azúcar y Plátano, el gobierno de Ortega navegaba una ruta aparentemente tranquila, ganó la reelección, con el 73 por ciento de la votación, lo cual siempre causa escozor, pero la ruta era segura, el Cardenal Miguel Obando y Bravo, después de que por su edad renunció al Vaticano, se incorporó a las funciones de gobierno, como un aliado más, con lo que la iglesia católica progresista que siempre había sido su aliada le mostraba su apoyo, hasta hace unos días en que se conjunto la muerte del prelado y las duras críticas del presidente, que la acusa de estar apoyando a los que intentan, según él derrocarlo. Lamentablemente el futuro cercano no se vislumbra promisorio.

Sigue leyendo a José Ortíz Adame

 

 

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