El Transgeneracional- ¿Qué heredamos de nuestros ancestros? Jean Gillaume.

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Todos venimos al mundo con memorias de acontecimientos que no hemos vivido, pero que vivieron nuestros ancestros. La transmisión de esa información es necesaria para que se dé un proceso evolutivo. Estas memorias son depositarias de un trasegar histórico y biológico que abarca todos los acontecimientos que ha vivido la humanidad, una matriz universal que nos une como especie. A través de estas memorias heredamos conocimientos y aprendizajes valiosos, pero también conflictos, derivados de dramas importantes que no fueron superados.

 

Como sociedad consideramos cierta clase de conductas y a las personas que las cometen como reprochables y dignas de censura o castigo; me refiero a crímenes, actos atroces de violencia, violaciones, incesto, drogadicción, prostitución, mendicidad, homosexualidad, locura, discapacidad física o mental, etc., en algunos casos, sí son comportamientos repudiables desde la ética y los valores, pero en otros, lo que nos lleva a señalar, son los prejuicios y la ignorancia.

 

Dentro de las familias se tiende a marginar a este tipo de personas y con el tiempo, se pretende borrarlas de la historia familiar, como si nunca hubieran existido, con el fin de guardar las apariencias y se quedan muy satisfechos de haber botado la basura. También puede ocurrir que se trate de un hecho tan doloroso, que se hace insoportable y es mejor olvidar para seguir viviendo. Sin embargo, cuando se deja de reconocer el drama de un antepasado, la descendencia lo lleva a cuestas y lo repite para hacerlo visible, con el fin de liberar el inconsciente familiar. Si un ancestro fue borrado de la historia, después se manifiesta con mucha fuerza en la descendencia. Es imposible arrancar del álbum familiar a algún miembro, no importa lo que haya hecho o quién haya sido, cuanto más se intente tapar el drama, más busca salir a la luz, expresándose en varias generaciones hasta que alguien lo resuelva, devolviendo a todos al lugar que les corresponde.

 

Podemos creer que logramos ocultar esos episodios dolorosos o vergonzosos de la historia familiar, junto a sus protagonistas, pero la verdad es que para el inconsciente, esos vínculos son irrompibles, no importa cuánto nos esforcemos en desconocerlos. Todos llevamos una parte de la historia familiar, y estamos en resonancia con ciertos miembros del árbol genealógico. Si estás experimentando un bloqueo en cualquier área de tu vida, pregúntate ¿a quién sigue tu alma?, ¿el problema que estás experimentando está relacionado con un antepasado?, ¿quién?, ¿cuál fue su drama y cómo está manifestándose en tu vida?, ¿cuál es la solución biológica que plantea? En descodificación biológica, honrar la memoria de un antepasado de forma inconsciente, se llama: Fidelidades Familiares Inconscientes. Todos estamos en lealtad con uno o varios antepasados, paradójicamente, los que no conocimos tienen una presencia más poderosa en nuestras vida, y nos fue encargado por el inconsciente familiar que reparemos su drama y ¿qué significa “reparar”?, repetirlo hasta que tomamos consciencia y nos liberamos de esas cargas para poder vivir nuestra propia vida.

 

¿Cómo sabemos que en nuestra vida se está expresando una memoria transgeneracional?

Estos son algunos signos:

 

Estamos desvinculados de la realidad, nuestra respuesta emocional es desproporcionada respecto a las circunstancias que realmente vivimos, porque conectamos con un “resentir”, una emoción más profunda que permanece soterrada hasta que una provocación la hace explotar. Situaciones delirantes, inexplicables, parece que estuviéramos en una película… a veces de terror. Nos suceden cosas absurdas, en las que  no interactuamos de ninguna manera y parece que somos títeres de las circunstancias. Síntomas físicos o psicológicos que no ceden, enfermedades crónicas. La impresión de estar viviendo algo que no nos pertenece. Encontramos situaciones y personajes específicos con los que tenemos relaciones conflictivas. Nos vemos impelidos a obrar de manera arbitraria, incoherente con nuestro verdadero sentir, y aunque nos sentimos inconformes, nos vemos arrastrados a obrar así, sin saber por qué.

 

Cuantas más generaciones atraviesen por el problema, la memoria se fortalece y se amplifica el problema.

 

Mientras seamos inconscientes de la parte de la historia familiar que cargamos, honramos la memoria de ese ancestro, ubicándonos del lado del sufrimiento, repitiendo el drama. Sanar es identificar con cuál antepasado estamos vinculados y descubrir cuál fue su drama. Después podemos separar nuestro destino del suyo, cuando reconocemos su sufrimiento, le devolvemos su lugar en la familia y así nosotros podemos ocupar el nuestro. Mientras nos mantenemos en lealtad, no vivimos nuestra vida. Reconocer su sufrimiento es dejarle a él con su destino y recuperar el nuestro.  Así podemos honrar su memoria ubicándonos del lado de la vida.

 

Recordemos que una de las características de la mente inconsciente, es que vive en un eterno presente, y si nuestros antepasados sufrieron un drama que no pudieron gestionar, el inconsciente se queda congelado en ese conflicto, reviviéndolo de generación en generación hasta que alguien lo solucione. El inconsciente cree que tú eres la persona que vivió el drama, no tiene en cuenta las generaciones y el tiempo que ha transcurrido, por eso, para sanar debemos lograr que el inconsciente comprenda que ese drama ya pasó, que le sucedió a otra persona y nosotros somos seres nuevos, con una nueva oportunidad para vivir. Para que el inconsciente se libere del drama y el dolor emocional, debemos sincronizarlo con la persona que habita en el presente. Debemos hacer que nuestro inconsciente comprenda que no se puede cambiar el pasado, para que deje de traerlo al presente, que aceptamos lo que pasó y tomamos el aprendizaje para garantizar la no repetición.

 

Cuando la consciencia y el inconsciente mantienen un diálogo caótico, la vida se convierte en una lucha inútil, en la que no importa con cuánto ahínco nos esforcemos por alcanzar nuestros objetivos, la programación del inconsciente se impone y si ésta va en contra vía, todo esfuerzo será estéril. Hay que unificar la mente para funcionar en coherencia, de lo contrario, nuestra mente dividida es como un choque de trenes, un campo de batalla en el veremos dilapidada toda nuestra energía.

 

Una fuente fluye hacia abajo, cuando guardamos una lealtad inconsciente, pretendemos fluir hacia arriba, de forma invertida y por eso, nos convertimos en pozos secos. Debemos retomar el cauce natural de la vida, fluyendo con ella.

 

Lo que niegas te esclaviza, lo que aceptas te libera. La aceptación real significa renunciar a los juicios, no se puede aceptar algo y condenarlo, al mismo tiempo. Las personas y situaciones que el inconsciente familiar trata de ocultar, representan nuestros mayores miedos y ese lado oscuro de la naturaleza humana que nos empeñamos en evadir, sin embargo, con la negación no va simplemente a desaparecer, son pulsiones que hacen parte de la dualidad del alma humana. Mientras vivamos en la negación, lo único que conseguiremos es seguir repitiendo el drama, generando más sufrimiento inútil. Mientras sigamos juzgando estamos condenados a repetir. La aceptación necesaria para liberarnos del dolor y sanar, implica reconocer e integrar ese lado oscuro dentro de cada uno, para llevarlo a la consciencia y así poder trascenderlo. El perdón significa comprender que no hay nada que perdonar, que ese perdón va dirigido hacia nosotros mismos porque nos hicimos daño actuando desde la falta de consciencia.

Les recomiendo hacer la meditación que encontrarán en el enlace que aparece al principio de este artículo, la transcribo a continuación:

Busco y conecto con el antepasado que está vinculado con el problema que estoy viviendo. Lo convoco a mi espacio, lo visualizo y siento su presencia. Observo si este antepasado se ubica delante, detrás de mí, si está cerca o lejos. Le digo en voz  alta: Yo te veo y reconozco que tú has existido, te doy tu lugar en nuestra familia. Observa cómo él/ella reacciona. Reconoce su sufrimiento y pon en palabas su drama. Lo siento mucho y hasta hoy por amor a ti, he cargado tu drama, fue mi manera inconsciente de reconocer tu sufrimiento. Sin embargo, tenemos destinos diferentes, yo tengo un destino diferente al tuyo. Yo veo que era tu destino vivir y morir de esa manera, lo acepto aunque es injusto, porque tú eres tú y yo soy yo, yo tengo mi destino y tú el tuyo. A partir de ahora, es disfrutando de mi vida que voy a honrar tu vida, en todas las áreas de mi vida, de mi salud, de mi trabajo, de mi economía, de mis relaciones, así no habrás vivido y sufrido en vano. GRACIAS.

Es conveniente hacer esta meditación justo antes de acostarse y en la mañana tratar de recordar lo que soñamos y tomar nota. Llevar un diario de los sueños a medida que seguimos este proceso. Los sueños son un puente entre la Consciencia y el Inconsciente.

 

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