Esa niña de mi infancia

en sus sueños, ya distantes,

bailó con hadas danzantes;

mi diciembre en la distancia.

Hoy evocando su fragancia,

pensamientos viajarán

y lejos revivirán

la Navidad del pasado,

con esos que he atesorado

y los que ya no estarán.

 

 

Ya diciembre no es como antes,

esta linda temporada,

nuestra época más sagrada,

será, hoy, de los comerciantes.

Y con voces delirantes,

comienzan desde septiembre,

pero en el mes de noviembre

colocaré un nacimiento

para un mundo más contento

y un verdadero diciembre.

 

 

Yo cantaré en devoción,

en el frío amanecer.

Llegaré a casa a encender

las guirnaldas del balcón.

Lo anhela mi corazón,

y cuando llegue septiembre

que el Niño Dios en mi siembre

la paz y conformidad,

por si es esta Navidad

la de mi último diciembre.

 

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