Hace apenas tres meses, nuestro compañero Gabriel Martinez, apuntaba en su interesantísimo artículo llamado “Empresas Transgénicas“, las consecuencias en la sociedad y en la agricultura mexicana de la fusión entre Bayer y Monsanto, dos referentes mundiales en la industria agroquímica. Esta industria es una rama de la ciencia que estudia la producción agrícola, la transformación de productos crudos en alimentos y bebidas y la vigilancia del medio ambiente. Es por tanto el sector responsable de los llamados productos transgénicos, llamados a aumentar la resistencia a herbicidas y mejorarla productividad de las cosechas.

monstanto-3-25Pues bien, en los pasados días Monsanto ha aceptado la última oferta de compra presentada por Bayer, cifrada en más de 66.000 millones de euros, lo que convierte a la empresa farmacéutica alemana en la mayor compañía de agroquímicos y semillas del mundo, y supone la compra más cara de la historia, por delante de los 40.000 millones que se pagaron en la fusión de Daimler-Chrisler, en 1998. La cifra de empleados resultante de esta empresa, alcanzará los 150.000 trabajadores y reducirá en 4  (si añadimos la asiática ChemChina-Singenta, la Alemana BASF y la americana Dow-DuPont) los actores mundiales de este sector.

La fusión cuenta con enormes sinergias entre las dos compañías. Bayer es más fuerte que Montsanto en el negocio de los pesticidas, como son los insecticidas para el control de plagas. La empresa estadounidense, por su parte, domina el mercado de las semillas. Esto hace que, a la espera del examen de los reguladores de la competencia europeos, la nueva empresa resultante controlará toda la cadena de valor del negocio agroquímico y será líder mundial.
montsnato9-26La enorme concentración está generando desconfianza en el sector agrario. Pronostican precios más altos y menos competencia. La llamada coalición contra los Peligros de Bayer, declara que “hace más de 25 años, la industria fitosanitaria mundial no ha desarrollado y puesto en el mercado ningún herbicida relevante para el cultivo con algún nuevo mecanismo de acción; ésta es una de las consecuencias de la consolidación de la industria, que ha ido acompañada de una considerable reducción de la inversión en investigación de nuevos herbicidas”. Parece evidente pues, que tanto los organismos de la competencia europeos y americanos aprobarán la fusión con ciertas limitaciones como la desinversión de una parte de sus activos. Paradójicamente, la carrera de las fusiones entre las empresas más grandes en la agricultura se produce en medio de un pequeño auge en  startups que exploran nuevos usos de la genómica, microbios, tecnologías como la edición de genes, drones para la siembra, etc.

 

Otro de los debates desde diferentes medios se refiere al nombre que recibirá la nueva empresa resultante. No es arriesgado decir que Monsanto tiene el extraño privilegio de ser considerada la peor compañia de la tierra. Su historia arrastra casos tan sonados como la creación del DTT (prohibido posteriormente por causar daños irreparables en riñones e higado) o la venta de “Agente Naranja” al gobierno americano, causante de más de medio millón de personas en la guerra de Vietnam, entre otros. Por su parte Bayer, con buena prensa por ser conocida mundialmente como “la marca de la Aspirina”, acabará asumiendo seguramente el nombre de la empresa resultante.

 

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