Recientemente se debaten varias propuestas en Colombia y los congresos latinoamericanos, sobre regular o reglamentar las publicaciones en Facebook, twitter y demás redes sociales. Es cierto que va en incremento la agresividad, el insulto y el descontrol sin medida de lo que se dice.

Hace 17 años, en uno de sus primeros fallos en Colombia sobre los derechos y obligaciones en internet, la Corte Constitucional se anticipó a un debate que no ha parado de crecer, más en tiempos de redes sociales: “Si bien en internet existe una realidad virtual, esto no significa que los derechos en dicho contexto también lo sean”.

Con ese antecedente y varias decisiones posteriores, hoy en los juzgados y en las altas cortes se está debatiendo con más frecuencia la legalidad de publicaciones, tanto de famosos como de los que no lo son, en Facebook Twitter.

Aunque, en principio, su impacto pareciera no ir más allá de likes y retuits, lo cierto es que son cada vez más los casos de demandas y tutelas por propagación de mentiras, amenazas de muerte, señalamientos de delitos sin ninguna prueba y violación a la intimidad, entre otros, que tienen implicaciones jurídicas y disciplinarias.

LAS REDES Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

LAS REDES Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

El año pasado, la Corte Constitucional le ordenó a una usuaria de Facebook borrar una publicación en su muro y disculparse con otra mujer de la que expuso su foto y a la que señaló de deberle dinero. “La libertad de expresión no es un derecho que carece de límites, pues como se observó, las frases injuriosas que denoten falta de decoro, vejaciones, insultos, expresiones desproporcionadas y humillantes (…) no son cubiertas por la protección establecida en el artículo 20 de la Constitución”, dice el fallo.

La Corte recordó que en estos casos aplican las mismas reglas del “mundo no virtual”: el derecho a la libertad de expresión debe ceder cuando el mensaje tiene un fin “difamatorio, grosero, desproporcionado, injustificado, parcial, incompleto, o se observe un contenido impropio, de vejámenes, ofensas y agravios injustificados”.

Más que su restricción, debemos aplicar todo el rigor que se da en las publicaciones de otros medios: responsabilidad, buen lenguaje, educación.

Por otra parte, estas redes han reemplazado la comunicación directa, el compartir familiar, se ha dado es una libertad de conexión y un aislamiento total comunitario.

Una pareja cenando en un restaurante. Ni se mira, en las reuniones ya no se mira a los ojos sino a la pantalla del celu. Las nuevas generaciones no saben comunicarse persona a persona, un chico insultaba a otro por celular diciéndole ¨´marica piérdase o no respondo. Pero ya frente al otro no es capaz de sostener la amenaza. Se acabaron las emociones personales, la risa es un jajajajaja en chat, y los emoticones las reemplazaron.

La educación escolar y universitaria tiene la palabra en este papel de preservar la comunicación y no la incomunicación social y personal. En la medida que pensemos en no hacer o decir lo que no quisiéramos que se nos haga a nosotros, estaremos contribuyendo a una sociedad más libre de expresarse con toda responsabilidad y libertad.

 

 

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