Soy catalán (nacido en Barcelona) y aunque hoy en día estamos en el punto de mira internacional, no voy a posicionarme políticamente ya que el debate se está haciendo eterno a la vez que cansino (muy cansino). Vengo para hablar sobre una de nuestras tradiciones que probablemente no se conozca demasiado a nivel mundial, puesto que coincide con una fiesta de origen anglosajón en el calendario. Se trata de la “castanyada”. Recibe este nombre porque la familia se reúne para comer castañas, panellets (unos pequeños y deliciosos dulces), y boniatos. Pese a ser una tradición cultural ancestral, hoy en día se está perdiendo.

El Halloween ha llegado para quedarse

El Halloween ha llegado para quedarse

Como he comentado anteriormente, la “castanyada” coincide con Halloween, y pese que hace 10 años atrás en Catalunya no se celebraba (ya teníamos nuestra propia tradición), el choque cultural de la globalización la ha expandido por el mundo provocando que se celebre en casi todo el globo. Podríamos decir que ha calado en los millennials que corren (algunos se apuran) hacia las tiendas de productos festivos a buscar un disfraz (cuanto más cutre mejor) y algún accesorio con el que complementar su caracterización.  Las marcas, establecimientos y pequeños comercios aprovechan cualquier celebración para hacer caja y no iba a ser menos con el Halloween. Descuentos y ofertas que sólo duran 1 día y que contribuyen a fomentar el consumismo de la manera más agresiva posible. El naranja destaca en los escaparates y hasta en el supermercado las calabazas llenan los estantes. Pero no solo está en las calles, la web se tiñe también del mismo color, los banners anuncian la llegada del día de los muertos (y sus promociones) y las empresas como Netflix ponen a nuestra disposición una amplia selección de películas de temática terrorífica.

Mi pregunta es: ¿Realmente debemos olvidar nuestras tradiciones y adoptar nuevas?
Mi respuesta: No debemos olvidar las nuestras ni dejar de conmemorarlas, pero no hay nada malo en adoptar otras que no lo sean. Pueden convivir tranquilamente. Además, a quien no le gusta disfrazarse y emborracharse por las calles de su ciudad. Podemos decir que en España el Halloween ya forma parte de nuestra cultura.

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