Hay que reconocer que las cabezas pensantes del capitalismo tuvieron un pico de imaginación con el invento de la zona de confort. Claramente se lo inventaron cuando decidieron que medio país iba a estar en situación de desempleo. Me explico: Usted se queda sin trabajo y no puede lamerse las heridas, porque el tiempo durante el que usted llora se traduce en dinero que está costándole al Estado. Inmediatamente es conminado a comenzar de nuevo a producir. Para ello, mueva sus contactos, haga otros nuevos, acuda a charlas y eventos de su especialidad, acuda a entrevistas y haga pruebas gratis para mostrar su valía, emplee tiempo en formarse y actualizarse, etc. Su nuevo trabajo es buscar trabajo.

Zona de Confort

Zona de Confort

Y es que usted es un vago. No intente negarlo, ellos lo saben. Un vago redomado. Y un quejica. Por eso, ellos, que piensan en todo, le dicen cuál es la solución: salga de su zona de confort. Reinvéntese. Ábrase a nuevos horizontes. Póngase a prueba. Vea cuáles son sus límites. Si por el camino se queda usted sin casa o si tiene que mendigar para dar de comer a sus hijos, no sufra; es parte del proceso de autoconocimiento y exploración. Relájese y disfrute.

La respuesta a esta soberana memez neosecular es que muchos estábamos felices en nuestra zona de confort profesional. Nos gustaban el lugar, los compañeros y la tarea que realizábamos. Si hubiéramos querido cambiar de empleo, lo habríamos hecho, pero no era nuestro deseo.

No hace tanto (¿o sí?), lo habitual era tener un puesto de trabajo que te posibilitara caminar por la vida con una cierta tranquilidad, pero ahora el capitalismo ha decidido parar las máquinas y, al parecer, ha considerado que tener un sueldo con el que hacer frente a los gastos de una familia estaba sobrevalorado. Ha decidido dar un paso más y ocuparse también de que progresemos y toquemos techo, se ha querido asegurar de que sepamos lo que valemos. Usted no lo ve porque es bobo, como yo, pero ahí están ellos para velar por nosotros, pobres criaturas, y hacernos brillar en todo nuestro esplendor.

Por favor, no nos tomen el pelo. La vida ya da sorpresas y te saca de la zona de confort de mil maneras inesperadas. Este nuevo es una tapadera para convencernos de las bondades del emprendimiento y del autoempleo. No intenten engañarme, no compro. Digan la verdad que todos sabemos: el objetivo es empobrecernos, sacarnos los hígados, esquilmarnos, hacernos polvo; su intención no es ayudarnos a salir de ningún letargo vital con vistas a que seamos más felices. Bonita estrategia de marketing, pero yo, repito, no compro.

 

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