Que las lágrimas formen un vestido nocturno
qué mis sonrisas sean una diadema de oro
que los silencios collares de perlas
que el sol , sea la luz que ilumine mi senda.

Que tu caricias se convierta en rosas frescas
que tu mano me ayude a transitar por las piedras
que el cielo sea mí paisaje eterno.

Tal vez las sombras sean inmensas y gigantes
pero no hay nada que el amor no venza.

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