Pese a que en los últimos días el Presidente de Estados Unidos, Donald John Trump, ha insistido en no estar en una guerra comercial, que él mismo anunció desataría y que su país estaba preparado para llevar a cabo, lo cierto es que, desde el inicio de 2018 ha implementado varias de las amenazas, que había dibujado durante el primer año de su mandato.

 

A finales de enero, aplicó impuestos del 20 y 30 por ciento, a las lavadoras domésticas, y a los paneles solares, medida que afectó directamente a China, Corea del Sur y México, posteriormente durante marzo, y después de haber advertido que estaba dispuesto a ir a este enfrentamiento comercial, firmó la orden ejecutiva en la que implementaba aranceles del 10 y 25 por ciento, al aluminio y al acero, lo cual afecta de forma directa a los europeos y los sinos, eximiendo al menos temporalmente, a Canadá y a los aztecas.

 

Guerra Comercial - José Ortiz Adame

Guerra Comercial – José Ortiz Adame

Lo anterior puso las alarmas del comercio mundial al rojo vivo, Europa respondió de forma poco contundente y tibia, anunció gravámenes al acero, algunos tipos de ropa, maíz y arándanos, así como a ciertas bebidas alcohólicas, podemos decir que no fue la respuesta categórica que se esperaba, pero que abre espacios de negociación, por lo que los europeos han sido cuidadosos buscando la concordia, aunque al parecer de poco servirá, ya que los automóviles están en la lista de espera de ser gravados. Por otra parte, los que si respondieron sin ambages, con una contundencia que llamó la atención por su fuerza, fueron los chinos, aplicando impuestos del 25 por ciento a 106 productos, además de imponer una demanda ante la inerte Organización Mundial de Comercio.

 

Hay que decir que en 2017, el déficit comercial de los norteamericanos frente a los orientales fue de 357,200 millones de dólares, 8 por ciento más que el año anterior, además Donald Trump, los acusa de perdidas por cantidades similares, a causa de no respetar los derechos de autor, la verdad es que, una de las razones por las que está sentado en el despacho oval de la Casa Blanca, es precisamente la promesa que hizo de reducir el déficit comercial, y evidentemente es más fácil y rápido, hacerlo con estas medidas absurdas, que implementando procesos productivos más eficientes al interior de su industria, con los costos económicos y políticos que ello implica.

Otra de las promesas, que lo pusieron en la oficina principal en la rivera del Potomac, fue el renegociar el Tratado Trilateral de Libre Comercio, proceso que ya tenía programada para estos días, la octava ronda de concertaciones, que han sido calmas por el empecinamiento yankee, de tener un convenio que solo a ellos los beneficie, lo que obviamente Canadá y México, que han hecho alianza en este proceso, no aceptaban, los principales atascos se dan, en el porcentaje de los componentes que se requiere para ser considerados productos nacionales, la intención de revisar el acuerdo cada cinco años, además del empeño en descafeinar el capítulo XIX, que sin duda, es una de las almas del pacto, ya que ahí se estipula, la revisión y solución de controversias en materia de cuotas antidumping y compensaciones; revisa la vigencia de las disposiciones jurídicas en materia de cuotas antidumping y compensatorias; revisa las reformas legislativas en la materia; revisa las resoluciones definitivas sobre cuotas antidumping y compensatorias; salvaguarda del sistema de revisión ante el panel; aplicaciones futuras; consultas; disposiciones especiales para el secretariado; y un código de conducta.

“…desde el inicio de 2018 ha implementado varias de las amenazas, que había dibujado durante el primer año de su mandato.”

Hoy con la respuesta china en la mesa, el panorama para el TLC, ha dado un giro de 360 grados, y todo parece indicar que desde Estados Unidos observan con otra óptica el acuerdo trilateral, al matiz de los acontecimientos recientes, esta semana que termina, el secretario de economía y negociador en jefe mexicano, Idelfonso Guajardo Villarreal, viajó a Washington para agilizar acuerdos con su homólogo negociador Robert Emmet Lighthizer, a quienes los alcanzó la canciller canadiense Christina Alexandra Freeland, según algunas fuentes, el acuerdo en lo general podría concluirse antes de la VIII Cumbre de las Américas, que se llevará a cabo el 13 y 14 de abril en Lima, Perú, y aprovechar la asistencia de los tres mandatarios, para hacer el anuncio.

 

Como colofón diremos que para México, el comercio con Estados Unidos, solo en los meses de enero y febrero de este año, representó un total de 94,253 millones de dólares, con un superávit de 10,199 mdd, y con Canadá, se rebasaron los 3,000 mdd, de igual manera, con un saldo favorable de 1,811 mdd, lo que en total son más de 97,000 mdd de intercambio, con un positivo de 12,000 mdd, y con China, en todo el año 2017, intercambiamos 80,858 mdd, con un déficit de 74,145 millones de dólares.

 

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